El tratamiento se realiza con el láser Q-Switch que combina las longitudes de onda de 1064nm y 532nm , lo que permite eliminar la gran mayoría de pigmentos.
Se ajustan los parámetros del láser y se comienza a disparar sobre el tatuaje. El láser actúa fragmentando las partículas de pigmento en partículas de tamaño mucho más pequeño que permiten que nuestro organismo las reabsorba y las elimine posteriormente a través del drenaje linfático.
Una vez finalizada la sesión, que en general es rápida, gracias a que el láser emite a 6Hz (es decir, 6 impactos por segundo), se aplica pomada antibiótica y se cubre la zona tratada con una cura oclusiva. Las curas deben realizarse a diario hasta que la piel se recupera de la sesión.
En el transcurso de 4 a 6 semanas nuestro metabolismo irá eliminando las micropartículas de pigmento. No deben pasar más de 8 semanas entre sesión y sesión ya que hay estudios que demuestran que el proceso de eliminación de tatuajes se ralentiza.
El láser Q-Switch es muy versátil y produce resultados excelentes en el tratamiento de tatuajes. Las complicaciones son mínimas.
No tomar el sol ni hacer sesiones de rayos UVA 10 días antes del tratamiento.
No tomar medicación fotosensible: antiinflamatorios (ibuprofeno, etc.), antibióticos, protectores estomacales (omeprazol), etc.
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